Hitos urbanos del gran santiago

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En el marco del Día Internacional del Urbanismo, dos expertos en la disciplina ponen en valor aquellos hitos desde comienzos del siglo XX hasta la fecha que han dado forma e identidad a Santiago y reflexionan sobre la relevancia de los ciudadanos en la legitimización de los íconos de hoy.




1929 es la fecha fundacional del urbanismo en Chile. Así lo asegura Macarena Ibarra, historiadora y jefa de Postgrado del Instituto de Estudios Urbanos UC, quien acaba de publicar el libro "Vísperas del urbanismo en Latinoamérica: 1870-1930", en el que hace un análisis histórico del urbanismo y su nacimiento como disciplina en nuestro país.

"Ese año nace como disciplina. Se estudia profesionalmente en la universidad, se regula, hay una normativa y una institucionalidad, es decir hay una política pública. Porque la ciudad ya es un hecho importante, evidente. Hay una acelerada expansión de ciudad, por lo tanto adquiere otra escala. Antes, los problemas de la ciudad estaban en distintos ministerios, de Interior, de Obras Públicas, pero el año 29 se crea una sección de urbanismo en un ministerio específico", afirma la académica de la UC y doctora en historia.

Esta expansión tiene una repercusión importante en lo que son los hitos urbanos. Porque antes de los años 30 Santiago era una ciudad de escala mucho menor, con una población según el Censo de 1920 de 507 mil habitantes y en 1940 experimenta un crecimiento explosivo en torno al millón, con 952 mil habitantes. Los hitos urbanos de principios del siglo XX en una ciudad más acotada, según Macarena Ibarra, se relacionan mucho con los monumentos, con elementos conmemorativos y los edificios antiguos que se construyen en el caso de Santiago en torno al Centenario de la República en 1910. "En esa fecha se forjan hitos importantes que son edificios públicos y monumentos, que en Santiago quedan hasta la fecha como el Palacio de Bellas Artes y el Parque Forestal que se proyectaron en la ribera sur del río Mapocho en un sector de un antiguo basural y que marca toda una urbanización nueva. Esto ocurre tras la canalización del río Mapocho, una obra dirigida por un arquitecto del paisaje George Dubois, extranjero, que se transforma en un notable espacio público. Este pre urbanismo es una iniciativa de principios del siglo XX con patrones bien europeos. Posteriormente se suma como proyección hacia el oriente al Parque Forestal, lo que es el Parque Gran Bretaña, diseñado por otro paisajista extranjero, Oscar Prager, que posteriormente en los años 40 se le nombra Parque Balmaceda", señala la historiadora.

La Virgen en el Cerro San Cristóbal, si bien es de 1920, para la entendida, es un hito urbano en la ciudad porque en los años 30 se construye otro parque que es el Cerro San Cristóbal concebido como un acceso a un público más amplio, no tan de elite como los parques del siglo XIX, en una escala de ciudad mucho mayor y la imagen de la Virgen se transforma en un hito urbano en altura.

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El Museo Nacional de Bellas Artes y el Parque Forestal de principios de siglo XX. En esta época los hitos eran definidos por los especialistas y la elite.[/caption]

Paso a la modernidad

Entre la década del 40 y 50, señala la historiadora, es un período donde encontramos íconos urbanos en una lógica de ciudad más moderna, con hitos desaparecidos. "La Plaza Italia se transforma en un lugar súper importante, con el desarrollo urbano. En el fondo relaciona el centro histórico con las nuevas comunas hacia el oriente. En ese lugar también se situaba la Estación Pirque, que es donde parte el Parque Bustamante, desde donde salían los trenes al sur, que hoy corresponde al Teatro U. de Chile. Un hito urbano importante que tuvo corta vida porque ahí se plantearon nuevos proyectos conectores. El crecimiento de la ciudad, con la llegada de nuevas tecnologías y transporte desplaza este hito por nuevos planes urbanos con la Diagonal Oriente, para conectar la Plaza Italia con el oriente. Plan basado en las ideas del urbanista austriaco Karl Brunner, quien también estuvo a cargo de asesorar la realización del Barrio Cívico, uno de los grandes proyectos de la ciudad de Santiago. Muy anhelado desde principios de siglo XX, porque todas las ciudades capitales contaban con esta idea integrada, donde se concentraban los ministerios en un lugar con una relevancia urbana. La envergadura del proyecto es bien interesante, porque hay toda una renovación del centro histórico colonial. Le da una escala capital a Santiago, pero también se utiliza una normativa para regular la altura y de alguna manera prometía hacer de Santiago una capital moderna", dice.

A medida que se avanza en el siglo XX, la académica destaca la irrupción de hitos con una connotación más social, que tienen una función más patrimonial. "Son imágenes menos espectaculares de la ciudad, menos monumentales, pero que empiezan a adquirir un significado, porque están desapareciendo, como los cités, los conventillos, lugares céntricos que tienen otra mirada y se transforman en hitos de la ciudad. El Mercado Central también irrumpe como un hito, por la valoración que ocurre en la cotidianeidad, un lugar de intercambio de comercio", señala.

Sin duda un hito fundamental que transforma el eje estructurante del transporte capitalino es el plan maestro del metro de Santiago aprobado el año 1968, proyectado por el urbanista Juan Parrochia. El diseño original contempló un total de 15 líneas, una apuesta ambiciosa, que incluso generó rechazo entre los transportistas de la época. Concebido hace 50 años, el trazado fue tan visionario que gran parte corresponde a la actual red del Metro de Santiago.

Siguiendo con esta idea de ciudad moderna, en la década del 70 aparece como hito urbano la Torre Entel, "porque refleja una imagen de modernidad, un nuevo Santiago. Junto con esta idea de modernidad, que simboliza las nuevas comunicaciones, aparecen los edificios en altura que pasan a ser los nuevos hitos. La Torre Entel tuvo por mucho tiempo la altura más alta de la ciudad. Y simboliza la imagen empresarial del Santiago de fines de los 70 en adelante. Como lo es también muy de los 70 y los 80, los centros comerciales, como los caracoles y que más tarde dan paso a los malls", asegura la historiadora Macarena Ibarra.

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Refundacionales

Para Umberto Bonomo, académico de la Escuela de Arquitectura y director del Centro del Patrimonio Cultural UC, a fines de los ochenta y a partir de la década del 90 Chile tiene una política sistemática de refundación ciudadana social y cultural. A través de varios proyectos de infraestructura y de arquitectura cultural que involucran gran parte de lugares icónicos de Santiago. Esto se traduce en grandes centros culturales y grandes parques.

En esta línea irrumpen el GAM (Centro Cultural Gabriela Mistral), con la vinculación del barrio Lastarria y el metro UC. El CCPM (Centro Cultural Palacio la Moneda), con la remodelación y distintos proyectos del Barrio Cívico del eje Bulnes hasta llegar al Parque Almagro, proyecto de envergadura metropolitana, que además completa un proyecto histórico de Santiago, que es el eje Bulnes que conectaba La Moneda con el parque, y por otro lado el Museo de la Memoria y la remodelación del Parque Quinta Normal. "Todos proyectos que involucran estaciones de metro, lugares neurálgicos de la ciudad y que se llevan a cabo con infraestructura, plazas, espacios públicos y grandes parques", señala Bonomo.

La ciudad se ha ido transformando en estos años con una apertura paulatina y un uso del espacio público por parte de la ciudadanía que no solamente usa la ciudad en sus calles y sus avenidas, sino como ciclovías, uso del metro, lugares donde almorzar, o tomar café. "Porque muchos lugares ahora tienen terrazas en el espacio público como sucede en Europa desde hace mucho tiempo. Una dinámica que se ha dado muy bien en Santiago y todo esto asociado a proyectos de infraestructura integrada, que construyen una ciudad distinta, una ciudad para el ciudadano. Muchos de ellos son proyectos la mayoría realizados por concurso público, por tanto, se invitan a participar a profesionales a competir y se escoge la mejor solución. Esto es un mecanismo que se usa mucho en otros países. Basta ver lo que se ha hecho en Colombia con Medellín con estos concursos, como un mecanismo de mejora y calidad de vida".

El primer concurso público, cuenta el académico de la UC, fue la remodelación de la Estación Mapocho el año 91, "proyecto muy interesante de Rodrigo Pérez de Arce, Montserrat Palmer y Teodoro Fernández, transforman esta gran infraestructura del siglo XIX en una plaza cubierta para actos culturales, conciertos, ferias, manifestaciones, etc. un lugar muy usado por la ciudadanía, conectado también al metro, muy cerca de la costanera norte".

La remodelación el año 2000 de la Plaza de Armas es otro ejemplo de este concepto refundacional. Pocas capitales del mundo en tan solo 18 años han refundado los lugares icónicos del Estado y de la ciudadanía. Como lo que sucede en el Palacio la Moneda y la Plaza de Armas. Primero se interviene en el año 2000 con Rodrigo Pérez de Arce con concurso público y después se remodela nuevamente como una actualización con el mismo arquitecto.

"Santiago se ha refundado con esta idea de una sociedad más abierta que usa el espacio público, con una importante inversión por parte del estado en estos proyectos de carácter cultural. Estos íconos los veo como una verdadera apuesta de transformación urbana. Al igual que hizo en la misma idea Benjamín Vicuña Mackenna cuando propuso transformar Santiago con grandes hitos arquitectónicos. El Museo de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional, el Cerro Santa Lucía, hitos que integrados constituyen una red muy interesante. Un tejido que es en definitiva la ciudad que vivimos", afirma Bonomo.

Otro gran hito representativo del siglo XXI es sin duda la proyección de la Autopista Norte-Sur y su impacto. "En algún minuto se pensó que Avenida La Paz conectaría con el sur de la ciudad, pero el gran proyecto urbano de la Norte-Sur vino a modernizar y de alguna manera también a irrumpir una serie de barrios, como Rondizzoni, Matta, en el fondo el Parque O`Higgins. El impacto de una construcción más moderna rompiendo esta conexión, esta función social que tenía el parque con todas estas poblaciones y barrios que estaban a su alrededor. Todas estas poblaciones, como la población Elena Barros, Cousiño, que habían sido construidas mirando al parque con esta gran vía se ve interrumpida con la lógica de barrios hacia el sur", asegura la historiadora Macarena Ibarra.

La necesidad de ciudades más amables con áreas verdes y de recreación disponibles destacan como hitos urbanos; parques como el Bicentenario, el Renato Poblete y la iniciativa Mapocho 42k. "Si se la analiza en términos de cantidad de parque de metros cuadrados construidos no es mucho, porque en definitiva es una ciclovía, sin embargo, la inteligencia de Sandra Iturriaga, que lideró este proyecto de entender esta ciclovía como un eje articulador entre comunas, entre sistemas de parques le da una escala metropolitana. La experiencia de ver que todos los parques están a tu alcance lo convierte en un hito", señala el académico.

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"En 1991 se inicia el proceso refundacional que ha continuado hasta hoy, parte con el concurso público de la remodelación de la Estación Mapocho. Luego la remodelación de la Plaza Bulnes y la Plaza de la Ciudadanía, más tarde el CCPML y el Gam", dice Umberto Bonomo.

Ciudad y ciudadano

La ciudad del Centenario, como la del Bicentenario que estamos construyendo, habla de cómo estos distintos momentos constituyen patrimonios urbanos. "En ese sentido, la condición de patrimonio no es solamente lo que está en el pasado, sino lo que se proyecta hacia el futuro, por lo tanto esa idea de refundación cultural y social es la construcción del patrimonio futuro de Chile del siglo 21", dice el director del Centro del Patrimonio Cultural UC.

Sobre el urbanismo táctico, al arquitecto le parece que son estrategias de activar el tejido social de una comunidad para generar cambios estructurales físicos de un barrio. "Me parece como mecanismo de inicio son súper bienvenidos. Creo que el urbanismo duro no puede estar reemplazado por este urbanismo. Una actividad de urbanismo táctico puede ser el motor de partida para transformaciones de infraestructura, pero uno no puede llenar la ciudad de plazas de bolsillos. Bienvenidas sean, pero también se requiere de cambios estructurales que sean duraderos y de mayor presupuesto. Debe haber un equilibrio".

"La ciudad actualmente es mucho más que una metrópoli, requiere que los urbanistas o quienes se encargan de planificar la ciudad sean más bien negociadores entre distintos sectores y capaces de tomar acuerdos. El urbanismo hoy es un quehacer que requiere de acuerdos entre distintos actores de gobierno central y gobierno local, entre profesionales, entre vecinos. Tiene que ver con voluntades técnicas, políticas, con financiamiento, entonces yo creo que hoy el que se dedica al urbanismo tiene que más bien llegar a acuerdos, porque no hay proyectos que se puedan llevar a cabo sin la aprobación o participación de la comunidad. Creo que lo que ha ocurrido en las últimas décadas y lo más importante que ha ocurrido en la ciudad es que la comunidad tiene que decir respecto a la ciudad y respecto de sus hitos. Y ahí están todos los movimientos ciudadanos que se ponen de acuerdo cuando van a hacer una autopista que cruza su barrio o cuando van a demoler un edificio que es importante para ellos, o los plebiscitos de los parques. Hay una serie de desafíos que tienen que ver con que la ciudad es hoy un campo de negociaciones y de acuerdos entre distintos sectores. Hoy día el que vive la ciudad, el ciudadano es tan importante como el especialista", dice la historiadora Macarena Ibarra.

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