Visionario

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Gonzalo Muñoz, fundador de Triciclos. Premiado este año con el "Oscar" a la economía circular y recientemente nombrado como Champion de la Cop25, próxima cumbre de la ONU para el cambio climático, el máster en gestión ambiental, a 10 años de la fundación de Triciclos, es a estas alturas una suerte de rock star del reciclaje y la sustentabilidad. Sobre el lanzamiento de un novedoso software de la empresa, para conocer qué grado de reciclaje tienen los empaques y así proponer medidas para mejorar su sustentabilidad, la ley REP, nuestro posicionamiento a nivel país y próximos desafíos se refirió el CEO de la compañía.




Los múltiples reconocimientos están a la vista en las oficinas de Chile, en Pedro de Valdivia Norte. Premio Avonni 2011, Best of the World 2015, entre las 16 mejores empresas para el mundo Forbes 2015, primera empresa B de Sudamérica. Esto es, empresas que ofrecen soluciones concretas a problemas sociales y ambientales, bajo altos estándares de transparencia. En el caso de Triciclos, es buscar soluciones para reducir la generación de residuos haciendo una gestión más sustentable del ciclo de vida útil de los productos, con un total de 250 personas que trabajan para la compañía con sede en Chile, Brasil, Perú y Colombia. Pero este año se suma el más alto reconocimiento de todos: "The Circulars 2019" en la categoría "Dell4Good". El mayor y principal premio a la economía circular que existe en el mundo, recibido durante el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. "Nos llena de orgullo saber que nuestra propuesta de valor es única en el mundo y de paso consolidar nuestro posicionamiento en la región", dice Gonzalo Muñoz.

A este portafolio de logros se suma el reciente nombramiento del CEO de Triciclos como Champion de la Cop25, la próxima cumbre de la ONU por el cambio climático, que se realizará en nuestro país en diciembre de este año. La singularidad de esta designación se da en que esta es la primera vez en la historia de este evento internacional que lo asume un representante del sector privado. "En este rol espero ayudar a movilizar la acción climática de todos los entes interesados –ciudades, empresas, inversionistas y sociedad civil– con la intención de facilitar el acercamiento de estas partes a la agenda y el sentido de urgencia que tienen gobiernos, científicos y organizaciones no estatales a la COP25. Trabajaré para conseguir un compromiso del empresariado que permita obtener cambios reales y urgentes en el corto y mediano plazo".

Hay ciertas particularidades de nuestras operaciones: primero, el haber empezado a operar en países donde había un vacío legal y por lo tanto contribuir a la legislación. El haber empezado desde el inicio con una propuesta de valor que integraba a los recicladores de base, que es una realidad no solo en Sudamérica, sino en muchos países del mundo. Y por supuesto la disponibilidad de crecer y expandirse en la región.

Los primeros 5 años de Triciclos es lo que nosotros llamamos soluciones aguas abajo. Eso es una vez que la basura ya está generada, que partió con el primer Punto Limpio instalado en 2010 y que hoy ya suman 45 (39 en Chile y 6 en Brasil). En materia de volumen hoy en día estamos en más de 750 mil kilos mensuales.

Sin embargo, en la lógica de Triciclos la basura es un error de diseño y por lo tanto lo que nosotros buscamos es corregir el diseño de los productos. En ese sentido, usamos el conocimiento, la experiencia y el equipo humano que trabaja en las operaciones para dar soluciones aguas arriba, de forma tal que los residuos ojalá no se generen, porque se corrige el diseño: los materiales que se escojan para ese diseño, diseño en cómo se definen los modelos de negocios, diseño de cómo se establecen los mecanismos de consumo y de políticas públicas, diseño de cómo nos educamos.

Al entender la totalidad de lo que nosotros hacemos y posicionar mucho de ese conocimiento en herramientas digitales, en softwares que están siendo utilizados en muchas empresas, como Sodimac, Coca-Cola, Unilever, Danone, Carrefour, y más de 300 clientes que están hoy en día utilizando nuestro conocimiento para cambiar sus empaques y formas de comportarse y modelos de negocios es lo que finalmente da pie de que nos hayan premiado.

¿La tecnología ha sido clave, entonces, para diferenciarse? Absolutamente. Acabamos de lanzar una segunda versión de nuestro software denominado IR (Índice de Reciclabilidad), que utilizan las distintas compañías para analizar cualquier tipo de embalaje incluso previo a ser instalado en el mercado. Hoy en día la mayoría de nuestros clientes nos están entregando productos que ya están en el mercado para que nosotros los asesoremos sobre cuál es la probabilidad de que ese envase pueda ser reciclado y cuáles son los errores que tiene respecto de su diseño y que deben ser corregidos.

Se trata de un programa único en el mundo porque se basa en una data de 10 años de detalle de muchos tipos de materiales en su máxima apertura. Incluye, primero que todo, diferencias por zonas e incluso con sus variaciones en el tiempo. Entonces se trata de información que históricamente se había perdido en el mundo de los residuos, y con ello se había desperdiciado un inmenso valor para resolver problemas de diseño presentes en los empaques. Segundo, porque se basa en mediciones concretas y objetivas alrededor de la solución de empaque específica que se está analizando para un determinado mercado.

¿Ustedes participaron del proyecto de ley REP? Nosotros hemos estado conversando con todos los gobiernos desde el momento en que fundamos la empresa, el 2009. Llevamos 10 años conversando con los gobiernos y en este caso particularmente desde la creación del Ministerio de Medio Ambiente, aportando nuestro conocimiento fundamentalmente en el ámbito de poder demostrarle al gobierno cuáles son aquellos materiales, aquellos flujos, aquellas operaciones que están funcionando y cuáles son aquellos que no están funcionando y que debieran ser sujetos de la ley. Entonces en unos casos hay que buscar fortalecer y potenciar ciertas dinámicas y en otros hay que generar los incentivos para disminuir y ojalá eliminar ciertos materiales que estamos utilizando, que no tienen destino.

¿Cuáles son esos materiales? Por ejemplo, los empaques el plumavit, el PVC, ciertos materiales multilaminados que no tienen ninguna posibilidad de terminar siendo procesados, aquellos materiales que son de tamaños muy pequeño. Ahí lo que nosotros hacemos cuando se trata de elementos plásticos es aplicar los criterios del New Plastics Economy, que es la iniciativa global más relevante en esta materia y de la cual nosotros fuimos parte fundante en el Foro Económico Mundial y en la Fundación Ellen MacArthur. Entonces tampoco es que estemos inventando la rueda. Ya hay estudios a nivel global que indican cuáles son aquellas aplicaciones plásticas que no funcionan y que por lo tanto tienen que ser eliminadas, y cuáles son aquellas aplicaciones plásticas en las cuales lo que tenemos que hacer es innovar y generar nuevas capacidades a partir de nuevos materiales o modelos, migrar a modelos de reúso, etc., y después acelerar y potenciar dinámicas de circulación que ya existen.

¿Cómo han convencido a sus clientes de este cambio cultural? Depende del tipo de clientes. Hay empresas que son vanguardistas per se y tienen una cultura alrededor de la compañía donde se están haciendo las preguntas más difíciles y más complejas y llevan muchos años haciéndoselas, como Patagonia. No hay que convencerla, porque está en su ADN. Hay otras que han aprendido de esto muy rápido y se han posicionado de forma vanguardista y están en la actitud proactiva. Hay otros clientes más complejos que son hiperreactivos, que están esperando que venga el legislador a tocarles la puerta para tomar acción. Para cada uno de ellos hay un discurso distinto.

Para nosotros solo existen iniciativas en las cuales hay datos reales concretos que demuestran que hubo un impacto triple: social, ambiental y financiero. En la compañía tenemos una línea sumamente estricta desde los estatutos. Nosotros no hacemos nada donde no podamos demostrar que hubo balances y resultados con triple impacto.

¿Como país cuánto nos falta para convertirnos en protagonistas de economía circular? Ya los somos. Nos acabamos de ganar el Premio Mundial de Economía Circular. Incluso el reconocimiento de Triciclos tiene que ver con un reconocimiento a nivel país. Hay pocos países en el mundo que tienen una política de estado de economía circular. Chile tiene dentro de su programa de gobierno la economía circular como elemento central. Hoy tienes a un Ministerio de Economía, de Hacienda, de Energía y, por supuesto, de Medio Ambiente hablando permanentemente de este concepto. La antigua oficina de residuos del Ministerio del Medio Ambiente hoy se llama oficina de Economía Circular. La Corfo tiene programas específicos, líneas de financiamiento y concursos para economía circular. Hoy no solamente está Triciclos, hay muchos emprendimientos en Chile que están hablando de este tema y por supuesto pasa a ser un diferencial relevante a la hora de estar organizando la Cop 25. La cumbre de cambio climático que va a ocurrir del 2 al 13 de diciembre en Chile. Santiago tiene hoy en la cuenca de la Región Metropolitana una planta de tratamiento de Aguas Andinas mejor que Londres. Incluso la electromovilidad, siendo el segundo país con más buses eléctricos en el mundo; son todas temáticas que posicionan a Chile como un referente en economía circular, por lo tanto, no sé si somos los líderes, pero no estamos mal y estamos marcando la pauta para otros países.

Desafíos y sueños de Triciclos

Vamos a lanzar con Corfo una maquinaria superlúdica que ayudará  a potenciar la educación. Desde el punto de vista de expansión estamos consolidando este año nuestras operaciones en Colombia y Perú, y se nos viene Centroamérica en forma muy rápida, incluso Ecuador. Espero también que este año podamos consolidar algunas operaciones en zonas aisladas como Galápagos, Isla de Pascua y Torres del Paine. Actuar sobre ecosistemas un poco más aislados, que tienen un potencial extraordinario.

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