Sofía Suaya, buscadora de tesoros

Sofía Suaya

En un antiguo taller mecánico, al norte de la capital argentina, ubicó su casa-estudio una multifacética artista que hoy sobresale en el ámbito de la joyería.




"El dueño del taller restauraba autos antiguos", cuenta Sofía mientras nos abre las puertas del enorme espacio integrado que comparte con su pareja (Alejo) y sus tres hijos: Olivia (11), León (7) y Ulises (2).

"Cuando empezamos la remodelación decidimos conservar partes de la estructura que ya existía, como el entrepiso –donde eran las oficinas que ahora funcionan como dormitorios– y el cuarto del fondo, donde ahora está instalado mi taller", explica, y agrega que todo el proyecto fue pensado a partir del reciclaje de materiales; por lo que aprovecharon, entre otras cosas, la madera del cabreado (cercha) de pinotea del techo original para generar las nuevas aberturas y la madera de incienso, proveniente de la fosa que recubría el taller mecánico, para construir la escalera central.

"Lo mío es una convicción, un estilo de vida", dice sobre esta y otras tantas decisiones que ha tomado a lo largo de su vida, para expresar su preocupación por el cuidado del medioambiente y el respeto por la naturaleza. "Soy vegetariana hace 20 años y en casa nadie come ningún tipo de carne; además, mis tres hijos nacieron bajo los fundamentos del parto humanizado, utilizamos medicina antroposófica y adherimos a la pedagogía Waldorf".

Sofia es una artista autodidacta; estudió comunicación y fotografía pero empezó a incursionar en el arte a partir de la realización. "Soy como un handy-man; cuando hacía muestras de fotos, me gustaba más pensar en el montaje que en el contenido mismo, y me di cuenta que lo mío iba más por el trabajo manual, así fue como empecé a trabajar en realización". Un área que abarcó durante muchos años de la mano de arquitectos y decoradores como Martín Huberman o las Hemanas Caradonti, entre otros.

"Creo que yo pienso y hago mientras que otros piensan y buscan alguien que haga: a mí me gusta hacer y resolver las cosas con mis propias manos", cuenta sobre la multiplicidad de obras y materiales que manejó a lo largo de su vida, elaborando piezas para escenografías y decorados. "En la joyería empecé a incursionar porque me gustaba soldar, y quería saber cómo era trabajar los metales". De esa curiosidad surgió una pasión que la llevó a tomar infinidad de clases para perfeccionarse. "Pero esa fue mi pasión oculta hasta el año pasado, que me animé a mostrar mi trabajo después de una colaboración con Nous Etudions –una marca de ropa vanguardista–". A partir de ahí llegaron los pedidos de marcas comerciales como A.Y Not Dead o Alló Martínez, y otras más exclusivas como Anuschka Elliot.

Hoy Sofía está abocada de lleno a la joyería, al margen de una pocas realizaciones que lleva a cabo puntualmente.

En sus obras, la cerámica y el gres se conjugan con los metales en formas orgánicas, casi poéticas, inspiradas en el fondo del mar. De ahí proviene el nombre, "Tesoros", con el que bautizó su ultima colección. "Cuando era chica buceaba y eso me daba una sensación de espacialidad única, algo que me quedó firme en la memoria", declara.

Además Sofía junta muchas otras cosas que acompañan su colección marítima de corales y caracoles. Entre sus pequeños tesoros se cuentan pedazos de meteoritos, piedras, botones de kimonos, dientes de animales, metales, piedras semipreciosas y palos que, "como una tradición, juntamos con Alejo cada vez que viajamos". Estos últimos tienen un lugar de privilegio en el centro del living; en una especie de terrario en el que, un poco sorprendida, cuenta que lograron que crezcan algunas plantas.

"Junto cualquier cosa, incluso mis amigos me regalan caracoles y piedras para mis cumpleaños, o me los traen de regalo de sus viajes. Pero aunque parezcan pavadas, para mí cada una de estas cosas es un verdadero tesoro", remarca.

¿Sobre el futuro? Sofía planea trabajar con piedras energéticas en su nueva colección: "Citrino, amatista, cuarzo rosa, cristales. Es un proyecto que voy a encarar con una amiga que trabaja con terapias energéticas y en el que tomamos el arcoíris como referente; un símbolo muy especial para nosotras".

Pero ese es otro cantar… De las profundidades del mar al cielo teñido de colores tenues, el universo está apenas a un paso, para la energía que emana Sofía Suaya.

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