Sin Censura

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"Las enseñanzas del cerezo" es el nombre de la muestra que hace MICH en Matucana 100. Una propuesta que fija el ojo en el dibujo como una práctica primordial en el desarrollo intelectual de nuestra sociedad.




Hace ocho años, dentro de un taller en Irarrázaval, nació el Colectivo MICH (Museo Internacional de Chile), formado por los artistas Simón Catalán, Pilar Quinteros, Sebastián Riffo y Héctor Vergara, y desde del año pasado la investigadora Carolina Herrera. El foco lo tienen puesto en el lenguaje del dibujo además de trabajar desde distintas disciplinas de las artes visuales, como la pintura, la construcción volumétrica y el diseño.

Llegan a Matucana 100 con un trabajo que forma parte de su investigación llamada "Las enseñanzas del cerezo", y que tiene como finalidad reposicionar el dibujo como una práctica primordial en el desarrollo intelectual de nuestra sociedad. "La muestra nace de una insistencia de los 8 años de existencia, donde nos hemos dado cuenta de que el dibujo ha sido una herramienta fundamental de expresión y lenguaje", dice Sebastián Riffo.

Para sacar conclusiones han realizado constantes encuentros llamados Mesas de Dibujo, donde debaten y reflexionan con dibujantes de la escena local. En ellas se dieron cuenta de que todos los dibujantes que participaban repetían ciertas historias, como, por ejemplo, que en sus cursos de colegio siempre había uno que dibujaba bien y opacaba al resto. "Fue impresionante cómo el dibujante y músico Diego Lorenzini, Cristóbal León, Joaquín Cociña y Renato Ordenes, entre otros, contaban en su relato biográfico ciertos personajes arquetípicos. Como colectivo comenzamos a trabajar en torno a esta temática, es decir, en qué momento se comienza a hablar del buen dibujo, y eso opaca cualquier reflexión que se pueda tener sobre la práctica gráfica", explica Sebastián.

Así el Colectivo MICH estableció una serie de dinámicas y metodologías de trabajo para apuntar al problema y determinar que la práctica del dibujo estaba solo sometida al realismo o a la figuración, y sin embargo todas las demás expresiones más libres en el desarrollo del la infancia quedaban opacadas. "Comenzamos a hacer metodologías para liberar esos procesos e inventamos las 42 formas para perder la timidez en el dibujo aplicables en todas las etapas de la vida. ¿Por qué destraba? Porque lo primero que hacemos es desestabilizar las dinámicas de control dibujando con la mano menos hábil. Así inmediatamente democratizas la experiencia con el dibujo. Desconectas el saber hacer inicial con una experiencia de posibilidad nueva", explican.

"El dibujo es un acto individual y nosotros como colectivo buscamos abrirlo", dice Sebastián Riffo.

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El buen dibujar popular lo que hace es someter la práctica del dibujo a parámetros superestablecidos de figuración. "Cuando nosotros quebramos eso, lo que hacemos es posibilitar la experiencia del dibujo. Esta experiencia entrega una forma de pensar la realidad. Cuando se destraban las mañas, o manías, o seguridades se llega a lo desconocido, y eso es lo que estamos buscando", cuentan en el colectivo. Estos 42 pasos se aplican en un tiempo determinado, ya que eso hace destrabar el miedo y dejar de censurarse. "Todo se trata de una censura autoimpuesta por este arquetipo personal de la infancia del saber dibujar bien y que todos lo tenemos", dice Sebastián.

Por eso toda la experiencia que se viva en M100 es una investigación práctica liderada por el dibujo que tiene vida in situ y comienza con el viaje de los integrantes del colectivo por la zona central del país, montando talleres en la cordillera, el valle y la costa. "El lenguaje del dibujo hoy no tiene mayor relevancia; sin embargo, el dibujo ha sido la matriz de pensamiento del origen de las academias y ha acompañado al ser humano desde siempre con la construcción del mapa, el recorrido, la huella. Nosotros estamos apelando por una comprensión del dibujo en expansión", especifican.

Para esto enlazan puntos, conectan desplazamientos y toman al dibujo como un hacer. "Uno de los intelectuales clave es Bruce Nauman, que dice que "dibujar es pensar", y Richard Sennet, que sostiene que "hacer es pensar". Desde aquí entendemos que el dibujar es un acto que requiere el cuerpo con un contexto. Por eso la muestra va más allá del mero papel y lápiz. Nosotros quisimos forzar esta investigación para ver hasta qué punto podemos encontrar una experiencia de origen con el dibujo, y para eso tomamos un eje transversal recorriendo desde la cordillera, pasando por la depresión intermedia hasta llegar a la costa, donde nuestras únicas herramientas eran la metodología y estar abiertos a entender otras experiencias con el dibujo", cuentan.

La conclusión es que cuando se destraban el dibujo y sus miedos, inmediatamente empezamos a hablar de una colectividad, porque todos estamos posibilitados a hacer una u otra línea y darle un sentido o alguna expresión abstracta. "Esta muestra es una oportunidad para sabernos dibujantes. El dibujo es economía solo en la medida en que exista una riqueza creativa", concluyen. Hasta el 16 de diciembre en Galería de Artes Visuales de Matucana 100. Mar. y mié., de 11 a 18 hrs. Jue. a sáb., de 11 a 21 hrs. Dom. de 12 a 20 hrs. Entrada liberada. m100.cl 

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