República Austral, esto no es folclore

diseño

Si el año pasado fueron solo piezas chilenas las que desembarcaron en Europa, la segunda ola incorpora también diseño argentino y uruguayo, esta vez editado en conjunto con los autores, con el mismo amor por esa belleza pulcra y simple que los define.




A República Austral le ha ido bien. Están contentos. Publicados en Suiza francófona y Suiza alemana –Places Magazine, T Magazine de Le Temps, por ejemplo–, el trabajo realizado el año pasado por esta oficina/galería de diseño con base en Suiza, con la difusión de los trabajos de Matías Ruiz, Abel Cárcamo y Bravo!, hizo eco y se fue expandiendo. Resultado de una curatoría minuciosa y cuidada que ha puesto el acento en piezas de diseño específicas con ADN del Cono Sur y un espíritu de ancestros puristas a la europea que suscita la curiosidad del público del Viejo Continente. "Nos preguntan por qué (el diseño austral) no tiene un sello de la India o de China, por ejemplo; por qué es tan europeo?, y ahí tenemos que explicarles de dónde venían nuestras referencias, que hubo mucha gente que se fue a formar a Europa sobre todo del mundo de la arquitectura, que luego vuelve, implanta estos principios que luego se expanden en la academia, en los alumnos, etc.", explica Claudio Riquelme. "El concepto es muy comprensible y atrae a los periodistas, crea novedad –dice Regula Brand–; el diseño 'austral' es el gran desconocido, no saben dónde meterlo, clasificarlo".

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¿Cómo lo ven allá?

Claudio: Muy sorprendidos por la buena calidad, un diseño de muy lejos pero con identidad; ese cruce les parece muy potente, las lógicas de las simplezas como la madera sólida, pesada, que parece un tubo, una línea de luz abajo y las cuerdas. (Stick Lamp de Matías Ruiz). El material, la solución y la calidad les parecen interesantes, quizás no para el que sabe mucho de diseño, pero sí para la persona común y corriente... estamos contradiciendo la imagen folclórica que tenían allá. En la exposición en Ginebra Design Days, en algún momento se abrieron las puertas a la prensa y a charlas con cada expositor. Llegaron los socios del Museo de Arte Contemporáneo de Ginebra, con grupos de 15, 20 personas para conocer los objetos expuestos y la gente –100% calificada– nos decía que estábamos llenando una respuesta que necesitaba a gritos ser respondida. De hecho en el afiche de Design Days salen nuestros objetos promocionando la feria. Nos confirma el buen trabajo muy a pinza, muy de laboratorio que estamos haciendo: guardar una imagen, tener ciertos parámetros, escoger ciertas ferias. Podríamos vender estas cosas como pan caliente, pero no queremos contaminar lo que estamos haciendo.

Editando objetos

Si en 2016 comenzaron escogiendo piezas que ya existían en el mercado como la Stick Lamp y la M 100 de Matías Ruiz o Terracota de Abel Cárcamo, en esta segunda fase han trabajado en conjunto con diseñadores de Chile, Argentina y Uruguay para crear nuevas piezas: Studio It Met de Buenos Aires, Estudio Diario de Uruguay y Alberto Vitelio de Chile. "Son ediciones, sobre todo con Studio IT y con Alberto; lo desarrollamos juntos, le dimos los márgenes, si bien el diseño es de ellos", explica Regula.

¿Cuáles son las indicaciones? Ustedes, por ejemplo, piden un taburete, especifican los materiales y los diseñadores luego tienen libertad para crear, ¿cómo trabajan?

C.: Sabíamos, por ejemplo, que Alberto Vitelio tenía un proceso artesanal del vidrio soplado con un potencial, un ADN de diseño muy explotable. Comenzamos a realizar unas conversaciones informales, vamos 'pinponeando', haciendo cruce de información. Tenemos una idea base, pero estas conversaciones sirven para estar abiertos al proceso que vamos a recibir de parte de ellos, 'inputs' muy a favor del diseño. Tratamos de no contaminar la curatoría diciendo "queremos un vaso de cerámica y se acabó"; tratamos de ser flexibles. Luego cuando se comienza a gestar en un objeto o mobiliario, ahí cerramos el ciclo diciendo 'ok, nos concentramos, por ejemplo en un taburete y estas son las características que debe poseer'.

¿A qué referencias apuntaban?

C.: Por ejemplo, en el caso específico del taburete pedíamos que tuviese la dualidad de ser desmontable; que en un momento pudiese transformase en una banqueta. No solo es una cuestión dura de logística, sino también parámetros en cuanto a diseño, para llegar al objeto final sin estorbar el proceso creativo del diseñador. Sabemos el ADN de la oficina de diseño; si ellos trabajan en madera, no vamos a pedirles que lo hagan en piedra o cobre, vamos a seguir esa línea, pero buscando un objeto que sepamos tenga un potencial en Europa.

Cuando conversábamos el año pasado contaban que el hilo que conecta los objetos que escogen era la pureza, la simplicidad, estar hechos 100% acá, ¿eso sigue igual?

Regula: Totalmente, sigue siendo para nosotros una condición, siguen siendo 100% producidos en el país de origen y con materialidades locales. Es un desafío, pero lo mantenemos firme, que es al final lo que nos caracteriza. No queremos salir de ahí.

C.: Es la huella digital de estos objetos. Con todas las desventajas que tenemos de transporte, logística, etc., pero es lo que identifica a República Austral; sin eso no nos podemos diferenciar mucho más de otras cosas.

Made in cono sur: Adaptación

Eso se amolda mucho de cierta forma a los contextos locales, dice Claudio. Esa estética simple y limpia, en este caso tiene que ver con el modo de hacer, factible en las realidades productivas de nuestro Cono Sur. "Hace poco estuvimos en Buenos Aires visitando otras oficinas, diseñadores, y lo que pasa no es en absoluto diferente a lo que ocurre en Santiago: hay ciertas limitantes, los chicos las conocen y se amoldan a ellas y muchas veces no fuerzan el diseño para que sea simple, pero bello, sino que por su contexto de industria o artesanía no llega más allá. R.: Los obliga a ir por ese camino. Pero ese ADN, esa conjugación de factores económicos o culturales, de artesanía, de mano de obra, de industria, hace que el resultado obtenga esta característica.

Por lo que han visto en Uruguay, Argentina y Chile, ¿estamos en el mismo estadio?

R.: Estamos en la misma frecuencia salvo en la parte de logística. A nivel de diseño sí, lo vemos muy parecido. Ahora en Argentina es una burocracia tremenda y se nota que el país está recién levantándose, ahí necesitábamos soluciones creativas. En Uruguay no tanto, tienen una escena de diseño muy pequeña concentrada en Montevideo, pero hay instituciones muy buenas, CDU, Cámara de Diseño Uruguayo, son muy activos, fueron el 2017 a Londres, aprenden cómo hacer exportaciones, etc.

C.: También tienen una especie de Fondart que es clave para los chicos. En Argentina, ahora venía saliendo un programa, Exporta Fácil, que es como lo que hace ProChile, y eso es un salto cualitativo para poder comenzar a mostrar sus cosas afuera.

¿O sea como acá, la producción es difícil y necesita apoyo estatal, recursos para poder ponerse en movimiento?

C.: Sí, con esas limitantes vimos en Buenos Aires oficinas que se adaptaron, tienen el proyecto, lo desarrollan y ellos mismos lo fabrican. Hay muchos más diseñadores manuales que aquí en Chile, donde muchos mandan a realizar con el artesano. Los contextos y redes también son muy parecidos a Chile. Se conocen entre ellos, o están en contacto con los chilenos, o los de Montevideo a través de las redes sociales, saben lo que están haciendo. Eso nos da un buen input para seguir gestando esta colaboración entre estos tres países.

ABC República Austral

Cómo funciona: "Nosotros colocamos la puesta en escena, la venta, la comunicación, y ellos tienen que poner una parte del trabajo. Pedimos unas piezas que ellos asumen, son pequeñas cantidades y luego se va pagando como cualquier venta de objetos".

Quiénes compran: "El público va hasta ahora entre los 35 y 60 años, interesados en el diseño, arquitectos, también apasionados, o el cliente que no le interesa el origen, el país, ni nada, solo la terminación, el material. También está el que tiene una relación, conoce algo de Sudamérica o viajó y tiene un valor que sea de acá. Es diverso, pero hay una base, el cliente no es Ikea, sin desmerecerlo".

Lo que vendrá: Aún no hay nada 100% confirmado y quieren ser prudentes con esto, pero ya han iniciado conversaciones para nuevas colaboraciones con el MUDAC, Musée de Design Lausanne, Atelier Volvox de Zúrich y Arno Wolf de Basilea.

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