Más que sombra

arboles en la ciudad

Los árboles urbanos, que a veces solo valoramos por su sombra, o porque dan un toque de vida al asfalto, son un elemento esencial para la ciudad. Estos pueden ayudar a mitigar algunos de los impactos negativos de la urbanización y conducir a ciudades más resistentes a estos cambios. Sobre los múltiples beneficios de la arborización, la importancia de una buena planificación, avances, errores, aciertos y desafíos le consultamos a los socios de Estudio Alinea - Arquitectura, Paisaje y Sustentabilidad.




Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y se predice que en 2050 el número aumentará hasta el 66%. Esto, según el último informe sobre previsiones de urbanización mundial entregado por la ONU. Los efectos ambientales de este fenómeno generalmente son intensificados por el cambio climático e incluyen el aumento de la contaminación, la disminución de recursos, así como el acrecentamiento de la pobreza y la frecuencia de eventos climáticos extremos.

Atendiendo ese contexto, la arborización urbana aparece como una gran aliada. Francisco Godoy, máster en Diseño sustentable y Medioambiental, Architectural Association Londres y Nicolás Irarrázabal, máster en Arquitectura del Paisaje, Politécnica de Cataluña, Barcelona, ambos socios de Estudio Alinea, nos aportan con su análisis y diagnóstico local.

¿Cómo sería una calle con o sin árboles en términos de sensación térmica?

El modelo de diseño actual de las ciudades ha generado efectos no deseados en los microclimas que habitamos. El crecimiento de la ciudad sobre espacios suburbanos rurales, la reducción de la cobertura vegetal, los edificios de vidrios, la falta de arborización urbana y el explosivo desarrollo de calles y autopistas que promueven el uso del auto, han cambiado de manera significativa la calidad de nuestros entornos urbanos. Este fenómeno es conocido como Isla de Calor Urbano (UHI), que demuestra diferencias de temperatura de hasta 5 ºC entre el centro urbano y la periferia de una ciudad.

Existen variados estudios que analizan las diferencias existentes entre una calle arbolada y una que no lo considera. La principal de estas es el confort térmico. En una calle sin árboles durante un día de calor, la sensación térmica es casi un 50% más alta que durante el mismo día en una calle arbolada. Imagínate si agregamos, además, una baja cobertura de suelos vegetales, autos, pavimentos, edificios de vidrio, esa sensación puede llegar a ser casi insoportable.

Durante un día frío, el confort de este espacio urbano falto de arborización, tampoco sería el mejor. La falta de masa arbórea, aumenta la ventilación, la contaminación acústica, etc. Por consiguiente, la sensación térmica sería más fría y menos confortable aún.

Una vía arborizada ofrece un entorno agradable, aporta sombras y calidez visual, mejora la calidad del aire, ayuda al bienestar social, mejora la salud y refuerza el sentido comunitario disminuyendo la violencia y el estrés.

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Corredor biológico en Providencia que remata en el Parque Metropolitano.[/caption]

¿Qué implica una buena planificación en este tema?

La última tendencia en planificación responde a un diseño urbano sensible al clima (Climate Sensitive Urban Design), en el que, a través de un análisis de las variables climáticas existentes todo lo que se diseña, busca no modificar o recuperar esas condiciones. La planificación de áreas verdes urbanas debe considerarse como un sistema, en el cual distintas partes van conjugando un organismo mayor. En este caso se le llama corredor biológico, y permite a través de la conexión de áreas verdes existentes o nuevas recuperar o mantener un ecosistema y potenciarlo para su conservación.

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Foto de porcentaje de recubrimiento arbóreo a partir de imagen landsat TM 2001. Los tonos oscuros indican mayor cobertura y los tonos claros, menor cobertura.[/caption]

El cambio climático nos plantea desafíos muy concretos en términos del diseño actual y futuro de nuestras ciudades. ¿Cómo ocuparemos los espacios públicos en el futuro con el aumento de temperaturas pronosticado? ¿Cómo deben ser esos espacios? ¿Qué especies son los más idóneas para incorporar en estos espacios? Creemos que los árboles tienen mucho que decir en este tema. Chile ya ha avanzado en esta dirección y hay dos iniciativas que son importantes de destacar.

Primeramente la ley de arbolado urbano, promovida por el Ministerio de Agricultura, conocida como la ley "Arbolito" busca generar un marco regulatorio que permita proteger a los árboles urbanos en todo el país y sugiere criterios de elección de especies idóneas para cada sector conciliando el paisaje y la estética con la salud de las personas.

Para esto se requiere un catastro nacional por comunas, categorizando especies, el estado de estas y la cantidad. Con este catastro se pretende dar atribuciones a Conaf para que asesore a los municipios en la poda, tala, cuidado y traslado de árboles urbanos.

Complementario a la ley, se acaba de lanzar una plataforma digital "Áreas Verdes Inteligentes" desarrollada por el Minvu y Conaf, con la cual se busca orientar sobre el mejor uso de especies arbóreas en parques y zonas urbanas. En relación a los requerimientos se puede filtrar entre zona del país, lugar de plantación, nivel de sombra, necesidad de riego, entre otros.

¿Cuáles son los árboles más adecuados según los distintos espacios públicos de una ciudad como Santiago?

Lamentablemente un 86% de los árboles urbanos de la ciudad de Santiago, son especies exóticas y solo el 14% es nativo. Esto debiese cambiar y es lo que buscan las iniciativas antes mencionadas. Los árboles más adecuados son los que pertenecen al ecosistema y región climática en que se encuentran, en el caso de Santiago, árboles de clima mediterráneo, predominando las especies nativas como el pimiento chileno, belloto del norte, maitén, quillay, espino, patagua, peumo, etc. Estos árboles se adecúan de mejor manera a los cambios estacionales, reduciendo el consumo de agua y sus costos de mantención.

Por ejemplo, es muy común el caso del plátano oriental que tiene un alto poder alérgeno, su utilización no es negativa en entornos urbanos, sino que lo negativo es su masificación. Es muy importante entender que, ante mayor cantidad de especies diferentes, mayor será la biodiversidad del ecosistema que estamos creando, por lo que la selección de comunidades es fundamental.

¿Cuáles son los errores más comunes detectados en la evolución de la arborización en la Región Metropolitana?

El error más común es primeramente la selección de la especie. Muchas veces para cumplir con expectativas sociales, se utilizan especies de alto consumo de agua u otras que producto de sus raíces superficiales terminan destruyendo otras infraestructuras urbanas. Las podas indiscriminadas que realizan los municipios o empresas eléctricas, realizadas fuera de época o con poco criterio, el desmochamiento completo de ramas o la erradicación de insectos son también errores que reducen el desarrollo y biodiversidad de los ecosistemas urbanos.

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¿Podrías nombrar comunas con buenos ejemplos en la RM?

Hay algunas comunas en las que la arborización urbana se ha convertido en un tema importante. Como La Reina, donde se han identificado más de 60 mil ejemplares o Providencia con 42.000. En estos dos casos la importancia es generar una alta concentración de cobertura arbórea por m². Por otra parte, existen casos importantes y fundamentales como el Parque Metropolitano, que es el principal pulmón verde de la ciudad, o el Parque Juan XXIII de Ñuñoa con una sorprendente concentración de árboles nativos. Otros buenos ejemplos son el Parque Quinta Normal, Parque Forestal, Parque Bicentenario y el Parque La Aguada.

En el contexto de la crisis hídrica, ¿cuáles son las especies idóneas?

En la plataforma áreas verdes inteligentes del Minvu, es muy fácil la selección e identificación de las mejores especies según la necesidad de la intervención.

Considerando la crisis hídrica actual y el consiguiente cambio climático, las especies más idóneas con un consumo de agua entre bajo y medio serían para la zona central de Chile: El espino, el pimiento chileno, el maitén, el quillay, el crespón y el boldo, para la zona norte: el belloto del norte y el peumo y para el sur el notro y la patagua.

Ventajas de una ciudad arborizada

+ Ahorro de energía a través del control de la temperatura, reduciendo costos de calefacción y refrigeración, influyendo fuertemente en las variables que determinan el microclima urbano.

+ Captura de carbono a través del proceso de fotosíntesis, mejorando la calidad del aire en las ciudades. Se estima que el arbolado urbano de Santiago captura alrededor de 34.000 toneladas de carbono al año.

+  Drenaje de aguas lluvia, se estima que un árbol perennifolio puede interceptar en su follaje hasta el 90% de la precipitación que le llega y luego entregarla lentamente a través del escurrimiento fustal, reduciendo a su vez la erosión del suelo.

+  Aporte a la recreación y los valores culturales, ofreciendo espacios para el deporte y la vida al aire libre.

+  Además de la reducción del estrés y del asma, plusvalía de viviendas y barrios, reducción de contaminación acústica y aporte a mantener

la vida silvestre.

En definitiva, se traduce en una mejora de la calidad de vida y salud de las personas debido a que los árboles producen una regulación microclimática, una regulación del ciclo del agua, una importante captación de contaminantes atmosféricos y una directa contribución a la mitigación del cambio climático.

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