La historia Binder

casa binder

Una casona típica de Puerto Varas pasó una década desolada, a pasos de las abandonadas líneas férreas que allí se instalaron durante los años treinta. Hoy la empresa Axis junto a la Inmobiliaria Altas Cumbres, y con el trabajo de Naritelli Bravo Arquitectos, recobraron el honesto lujo de la madera nativa reformándola, pero manteniendo el respeto por su estructura y materiales originales.




Años treinta, Puerto Varas, Chile. Los Binder eran una familia adinerada que mandó construir la casa que hoy lleva su nombre, específicamente en el barrio Estación, un barrio ubicado en el poniente de la ciudad en el que aún se vislumbran las antiguas líneas del tren, casi como cenizas entre la hiedra.

Fue allí donde se desarrolló una intensa actividad comercial de productos agrícolas y de ganado en torno a la majestuosa llegada de la Estación de Ferrocarriles de Puerto Varas, hoy abandonada. La casa, en maderas nativas y tejuelas, tenía –y sigue teniéndola– una vista privilegiada hacia la estación.

Pasaron los años, pasaron las décadas de gloria del negocio y la casa con el tiempo fue deteriorándose. Pasó por varios dueños desinteresados en su arquitectura, incluso la ocupó un gimnasio. Le hicieron modificaciones muchas veces incoherentes con la construcción original, sin embargo la estructura aún gritaba la palabra patrimonio.

Luego de 10 años de abandono, la empresa Axis, junto a Inmobiliaria Altas Cumbres, quiso revivir el pasado de la casona para instalar ahí sus oficinas y además crear un espacio de colaboración con la comunidad a través de exposiciones de arte y charlas mancomunadas. De modo que contrataron a la oficina experta en arquitectura patrimonial de la zona Naritelli Bravo Arquitectos, quienes junto al carpintero José Luis Catalán trajeron la gloria de la Casa Binder de vuelta a las pistas. "La arquitectura de este tipo de casas es de un diseño alemán pero con técnicas de construcción chilotas. Lo que ocurre con esta casa es que su estructura de madera es de cierto modo 'solidaria', es decir, tú le sacas un palo en un lado y no se cae la casa pero sí se deforma. Entonces había que reforzar para que no siguiera deteriorándose con el tiempo. Su estructura tiene sistemas constructivos con ensamble, es nativa y con revestimientos muy característicos del patrimonio del Sur. Los revestimientos exteriores se mantuvieron y otros se dieron vuelta", explica Daniel Naritelli, arquitecto socio de la oficina en cuestión.

El valor del bosque

El carpintero especialista en madera nativa del sur de Chile Luis Catalán, y que estuvo a cargo de la asesoría técnica de la construcción, nos cuenta de los meses sin 'ere', una sabiduría ancestral que él muy bien conoce. "Durante los meses que no contienen la letra 'r', es decir, durante mayo, junio, julio y agosto, ahí es cuando se deben cortar los árboles del bosque. Y en la luna nueva, que nosotros llamamos 'la mengua'. Si se cortan en los meses con 'r' el palo del árbol se tuerce completo y no sirve. Te cuento esto porque ahora la madera se transformó en un bien escaso, al mismo tiempo que se ha perdido el oficio de trabajar con ella en un contexto donde el bosque es cada vez menor. Para trabajar en la Casa Binder tuvimos que ver la construcción, observarla. Trabajamos todos carpinteros de Chiloé".

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