Econciencia: Año nuevo

fuegos artificiales

Sábado 12 de enero de 2019, N°818




Con respecto a los fuegos artificiales de la celebración de Año Nuevo que despidió el 2018, estuve en los de mi comuna, que fueron en relación al año anterior, más cortos, menos aparatosos y con la novedad de que algunos de ellos eran silenciosos y con menos 'humos'. Esta modalidad 'amistosa' con el medio ambiente, para muchos de los presentes, fue una grata y una rara novedad, a ratos parecía película muda, pues ya estamos habituados a las tremendas explosiones; eso sí, las figuras y luces eran iguales de llamativas.

Una explosión de tipo sonora puede tener un alcance de unos 50 metros de distancia, unos 120dB (niveles de decibelios) medidos con una aplicación para ruidos en el celular, algo extremadamente fuerte para el oído humano y más para muchísimos animales que tienen los oídos mucho más sensibles que los nuestros. El de los silenciosos podían llegar a 5dB, con suerte. Como referencia los 85dB no deben durar mas de 8 hrs al día y los de 120dB no más de 1.5 min por día: los juegos pirotécnicos son de aprox. 20min... para pensar. En algunos países europeos ya se están pasando a esta modalidad menos ruidosa, y ellos están ahora acompañándose con juegos de luces y sonidos gratos.

Por otra parte estos fuegos artificiales están compuestos por: estroncio, calcio, sodio, bario, cobre, aluminio, magnesio, litio y pólvora, entre otros. Los fuegos artificiales son pura química y altamente tóxica. Sus colores no tienen nada de azar.

Lo más curioso de esta química es que va acompañada de una serie de mitos humanos, cábalas, sin ninguna lógica, entre ellas: tener lentejas para la prosperidad, vestirse de blanco para alejar enfermedades, maletas para viajar, dinero en el zapato derecho para más prosperidad, subir una escalera para siempre estar tirando para arriba (pero igual hay que bajar después), un papel con cosas malas y quemarlo para que no ocurran, comer 12 uvas y cada una con un deseo (atorarse seria pésima señal), calzón amarillo para no sé qué y el rojo para enamorarse... Lo genial es que todos saben que no funcionan, pero por si pasa lo hacen.

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