Duzan Doepel: Más que un edificio bonito

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De visita en Chile invitado por ProChile, el arquitecto participó en el encuentro de exportadores con foco en industrias creativas, Enexpro 2017.




Si los edificios hablaran, los desarrollados por DoepelStrijkers, oficina holandesa que integra diseño, arquitectura, urbanismo y otras disciplinas según el caso, dirían sin duda que son más que un edificio bonito. La filosofía de la dupla de Duzan Doeple, arquitecto, y Eline Strijkers, interior architect, apunta justamente y valoriza una serie de 'otros' factores, que uno vería –por hábito, por costumbre– como exógenos a la disciplina, pero que sin embargo ellos mezclan muy bien. Se interesa por el aporte en términos de impacto social y ecológico, por los modelos económicos que pueden gatillar este tipo de trabajos, de ahí también el interés en la sustentabilidad y una economía inclusiva.

En vez de utilizar mano de obra especializada, simplemente cambia el modo de diseñar para poder incorporar personas que tienen pocas oportunidades de trabajo. O diseña un megaedificio (Windwheel), como ícono de la sustentabilidad e imán turístico de la ciudad, Róterdam, que producirá más energía de la que consume. Pero en el que no hay un cliente que lo haya encargado. ¿El arquitecto como artista? No tanto. El arquitecto como agente social más bien parece ser el norte, y con un buen ingrediente de marketing.

La arquitectura como factor de cambio para la ciudad y la sociedad, ¿qué piensas al respecto? Coméntanos sobre el impacto social y la sustentabilidad, que son los puntos que a ustedes les interesan. Como sabes, tengo la oficina en Holanda, pero originalmente vengo de Sudáfrica. Ahí fui entrenado –como muchos arquitectos en Chile– en cómo la arquitectura puede jugar un rol en la creación de valores económicos, sociales y ecológicos. Es un tema que me ha fascinado toda la vida: cómo traducir esta ambición en mis proyectos, en todas las escalas. Realmente creo que nuestra labor como arquitectos no es solamente hacer que algo se vea bonito, eso es lo de menos. Debe ser una reflexión del valor cultural del proyecto. Si podemos hacer que algo trascienda estéticamente estaremos creando algo que tiene significado. Entonces uno puede hablar de la arquitectura como un agente de cambio. Lo que tratamos de hacer es definir cuáles son los desafíos de nuestra sociedad no solo en Holanda, en el mundo. Así logramos encontrar nuestros partners, que nos ayudan a encontrar estrategias sociales económicas para hacer este cambio.

¿Watershed en Edimburgo es un buen ejemplo de esto? Cuéntanos un poco del proyecto y cómo logras incorporar gente con bajas perspectivas laborales como mano de obra. Es un proyecto muy interesante porque es muy pequeño. Era una competencia para pabellones pop up, pero tenía que contar la historia de la ciudad, sus desafíos, problemas. Róterdam es muy famosa ahora por la adaptación al cambio climático, planes de mitigación, adaptación, es algo en lo que estamos trabajando. Y ganamos la competencia porque dijimos que podemos conectar la adaptación al clima con nuestras ambiciones ecológicas, económicas y ambientales. Entonces contamos una historia, creemos que con una buena narrativa puedes expandir el impacto que creas. Propusimos utilizar materiales de segunda mano, tuberías, y encontrar un socio que participara gratuitamente para crear un pequeño presupuesto, emplear a algunas personas distanciadas del mercado laboral para que pudiesen trabajar. Es un ejemplo de lo que se puede hacer a escalas mayores.

¿No necesitabas mano de obra más especializada? No, tuvimos que diseñar para poder construir con personas que no cuentan con esas habilidades. Entonces el pabellón cuenta cómo podemos capturar las aguas lluvias en áreas públicas, cómo las contenemos después de las lluvias y las liberamos luego al sistema de alcantarillado para evitar la contaminación del agua. Pero tiene más valor por la historia, la narrativa, crear una experiencia uno a uno con el observador.

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Respecto a la sustentabilidad, ¿puedes contarnos un poco sobre el Windwheel? Windwheel es un proyecto especial, porque lo desarrollamos nosotros mismos, no tenemos un cliente. Lo hicimos porque nunca nadie nos va a pedir algo como esto. Responde a dos tendencias en Róterdam: por un lado se está convirtiendo en un destino turístico, y la innovación y la arquitectura están jugando un rol muy importante. Por otro, la transformación de su economía. Róterdam está trabajando con Jeremy Rifkind, un economista norteamericano, quizás de los top 5 del mundo, y con él la ciudad ha desarrollado una estrategia para pasar a una transición desde los combustibles fósiles a una economía nueva dirigida a la innovación y tecnología. La transición de la energía, la internet de las cosas, y empoderar a las personas a través de la educación.

¿Cómo se relaciona todo eso con el Windwheel? Windwheel une todos estos pasos, es como un ícono, la arquitectura que viene. Es una atracción turística, como el London Eye, combinado con energías eólica y solar. Construir una torre que genera más de lo que consume –quizás sea una locura lo que voy a decir–, hacer esto en una escala muy pequeña, una casa, es fácil, pero para un edificio con 100 mil m² es sumamente complejo. Construimos un consorcio con 15 de las empresas de tecnología más importantes del mundo, los 6 institutos de investigación más importantes del mundo, y con ellos en un año probamos que lo podemos hacer. Es lo mismo cuando Kennedy dijo "vamos a ir a la Luna"; todos dijeron que estaba loco, pero alguien tiene que hacerlo. Por ende diseñamos el edificio usando los principios de la naturaleza, el sol y el viento, y la forma está optimizada para contener estas energías (el agujero). No conocemos la tecnología para rellenar el hueco, entonces estamos desafiando al mundo para que la desarrolle, integrarla en el edificio y usarlo para acelerar innovación, que se aplique en otros proyectos.

¿Qué se necesita para que la sustentabilidad sea un estándar en arquitectura? Creo que la sustentabilidad está definida en el mundo de la arquitectura desde un punto de vista ecológico y técnico, y necesitamos ampliar la definición. Encontrar un equilibrio entre lo ecológico y lo técnico, lo social y lo económico. Esto último es la clave, tenemos mucha tecnología, no es tan complicada tampoco; cuesta dinero, sí, pero la ingeniería real tiene que tener lugar en lo social y económico, observar la sustentabilidad desde una forma más amplia y en un período de tiempo más largo, así logramos tener nuevos modelos de mercado. Esto es algo que estamos experimentando a pequeña escala. Para mí es maravilloso ver lo que está pasando porque tiene que ver con la trascendencia de las pasiones, y la transición hacia una economía sustentable tiene un gran potencial económico.

Potencial que no todos visualizan tan claro... Se necesitan políticos que creen las medidas que puedan promover estos nuevos conceptos, que se inserten en estos nuevos proyectos, es ahí que se puede activar esta nueva economía. Debemos asegurarnos de que los colegios y universidades puedan capacitar a la gente para que puedan trabajar en esta nueva economía.

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