Diseño con alma

Carmelo Zappulla

Carmelo Zappulla. Combinar las herramientas tecnológicas con los procesos artesanales es la base del trabajo de este arquitecto italiano ganador del SBID 2017 en la categoría mejor restaurante de diseño, quien estuvo recientemente en Chile invitado por la Universidad Finis Terrae, donde realizó el 11º Workshop Internacional de Diseño.




Una de las cosas que caracterizan a Carmelo Zappulla, fundador y director de la oficina de arquitectos External Reference, de Barcelona, España, es el hecho de que cada uno de sus proyectos es minuciosamente supervisado por él, nada se deja al azar, sino que él junto a su equipo están presentes en cada paso para lograr que el resultado sea lo que ellos crearon. Este nivel de preocupación los ha llevado a ganar innumerables premios, entre los que destacan los de este año por el restaurante Alkimia, del chef Jordi Vilà: Mejor Restaurante de Diseño SBID 2017 y Mejor Restaurante de Autor de INARCH Nazionale, un reconocimiento que otorga el Instituto Nacional de Arquitectura Italiano. Premios que confirman que el camino que ha tomado su oficina, el de unir procesos artesanales y tecnológicos, es el correcto. "Me gusta relacionar el tema de la fabricación digital con la artesanía local. El lado vanguardista de trabajar con máquinas tecnológicas, avanzadas, con robots, se enriquece con la artesanía local, con el que trabaja el vidrio, la cerámica, el metal", cuenta.

¿Tú unes ambos procesos o guías a los artesanos en la fabricación digital? Es trabajar un poco en conjunto, buscando el diálogo entre la fabricación digital y la artesanía. Un ejemplo: ahora hicimos un fotobiorreactor para una exposición en Venecia. El fotobiorreactor es un dispositivo que funciona por fotosíntesis donde se cultivan organismos como microalgas para generar biofuel, biomasa y también nutrientes. Esto lo llevamos al campo del arte, del diseño, para que la gente descubra estas cosas en vez de marginarlas a los bordes de la ciudad y también para descentralizar el centro de energía, los centros de producciones. Es un poco una provocación, y en ese proyecto hemos colaborado con La Perin, una fábrica que produce metal con alta tecnología y tienen máquinas de control numérico, fresadoras, etc., etc., y con la artesanía milenaria del vidrio soplado de Murano con la Fundación Berengo. Ahí las dos tecnologías convivieron y te das cuenta del límite de una y el de la otra y cómo al final sale un proyecto totalmente impredecible. El proyecto se llama Meteorito y a pesar de no estar acabado aún, estuvo expuesto en Venecia, en la Glass Matter que se hizo alrededor de la relación entre la alta tecnología y la artesanía del vidrio.

Interiorismo a la medida

Para el diseño del premiado restaurante Alkimia, además de trabajar con procesos digitales y artesanales, el arquitecto tuvo que enfrentar a dos clientes: el chef Jordi Vilà y el dueño de la propiedad, quien pidió que no se interviniera la arquitectura ni el interior de la construcción de 1800, lo que implicó buscar soluciones no invasivas como tarimas desmontables para el piso y colgar las piezas de madera en los muros.

¿Cómo enfrentaron el proceso de creación de Alkimia? Se hicieron diferentes reflexiones alrededor de la misma cocina de Jordi Vilá, quien tiene una estrella Michelin, y de cómo esto lo tornamos en el mismo espacio. Pero por un lado estaban los límites físicos de un departamento en un edificio modernista de Barcelona y, por otro, la intervención que había que hacer adentro de este espacio: transformarlo en un restaurante, pero que no fuera uno genérico, sino que diseñado a la medida del chef, entonces sus platos se reinterpretaron y se transformaron en interiorismo.

¿De qué manera unieron la tecnología y lo artesanal? Las sillas que diseñamos son también el resultado de este diálogo donde incluso ahora los diseñadores podemos construir nuestros productos. El molde –de las sillas– lo hicimos con impresora 3D y este se utilizó para fabricar en aluminio. Primero se lo entregamos a una fábrica que hace fundición de aluminio, quienes fabricaron la primera pieza y con esa se realizó el resto. Esta es una manera bastante artesanal de trabajar apoyado a un archivo 3D con el diseño del producto terminado para luego realizarlo directamente.

¿De qué manera las distintas herramientas digitales te han ayudado a ir más allá con el diseño? Porque con el hecho de poder imprimir en 3D eliminas a un intermediario. Es un control directo, no hay interpretación. La interpretación está en cómo luego eliges los acabados, hay siempre una parte artesanal que le da calidez al producto. Hemos podido avanzar mucho, yo utilicé las herramientas digitales una vez que empezaron porque estudié en un momento de transición donde aprendimos a dibujar de manera totalmente analógica y luego, a mitad de la carrera, me fui a Holanda, donde aprendí los nuevos programas de modelación 3D y cuando volví a Italia los empecé a utilizar.

¿Crees que el hecho de que tu carrera haya sido la mitad análoga mitad digital haya influido en tus procesos actuales? Yo creo que sí, porque el proceso de proyecto se ha vuelto totalmente digital, pero a mí me gusta trabajar de una forma muy cercana a los proveedores, a la gente que trabaja, a los carpinteros, al herrero. Ahí siempre puedes aprender cómo cambiar el proyecto, cómo darle más valor y también cómo modificarlo físicamente, porque en ese diálogo es donde crece tu trabajo, si no se queda en el mundo digital y no tiene alma.

Por otra parte, el mundo tridimensional tiene otro problema que es que no sabes nunca cuál es la escala, estás trabajando con algo que está ahí y puede hacer un zoom al infinito, pero no tienes la relación física como cuando se trabajaba con maquetas. Aquí hay que bajar el prototipo y es importante volver al proyecto, porque este no es un proceso lineal, sino que un proceso que se llama Feedback loop, donde en cada etapa se vuelve atrás. A veces incluso tengo que volver a cambiar el concepto del producto. Aquí aprendes técnica, tecnología y de proveedores para luego madurar en experiencia, lo que te permite ir más allá. Te da la posibilidad de crecer más, porque una vez que ya sabes algunas tecnologías y conoces a tus proveedores vas creciendo con ellos, no tienes que volver a empezar desde cero.

Cada vez que terminas un proyecto quedan pendientes algunas cosas que te hubiera gustado desarrollar más o descubres cosas que luego en un futuro proyecto retomas, entonces esto se transforma en un proceso evolutivo. externalreference.com @carmelo.zappulla

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La alta tecnología te da la posibilidad de completar o de complementar la parte artesanal.  Los mismos artesanos incorporan tecnología, pero el problema es que la usan de manera estándar, para ir más rápido, y no de manera creativa, y es ahí donde el diseñador tiene que guiar, proponer y trabajar conjuntamente". Dice Carmelo.

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