Concepto 'RE'

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Reutilizar, reformar, revalorar. Esta casa es parte del legado histórico y cultural que dejó la colonización alemana en la zona del lago Llanquihue, en Frutillar. Paula López y Brian Budgeon se encargaron de sacarle partido a sus atributos transformándola en su nuevo hogar.




Paula López (38) y Brian Budgeon (44) son una pareja con aliento. Ciudadanos del mundo, optaron hace casi 10 años por vivir una vida más pura reconstruyendo sus vidas al mismo tiempo que reconstruyen y levantan viviendas importantísimas del sur de Chile. La primera vez, hace 5 años, decidieron mudarse a Puerto Varas y reconstruir, con sus manos, una casa típica de la zona, un Monumento Nacional con todas las restricciones que les imponía el gobierno local. Hicieron una maravilla, una casa sureña de tomo y lomo con sus acertijos, sus vaivenes, su cultura. Ahora tomaron sus maletas junto a sus tres hijos –Ona, de 6 años; Dalia, de 3, y Eloy, de 4 meses– y se trasladaron a Frutillar para hacer el mismo ejercicio, casi religioso. Tomaron una de las siete casas existentes alrededor de la cuenca del lago Llanquihue, construidas en 1890, y le hicieron transformaciones reconfortantes y sólidas en su motivación, para vivir allí, frente a la espectacularidad de la naturaleza sureña. Vacas, pasto, cielo; no se puede pedir más.

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Brian es fotógrafo de profesión, pero con los años ha aprendido y se ha dedicado al oficio de la creación de mobiliario y construcciones conscientes. Él hizo toda la transformación de esta casa junto a sus cuatro maestros, con resultados superexitosos. Cuando llegaron a la casa, la única madera que encontraron en ella que les interesó fue la del piso y unas vigas maravillosas de madera antigua. "Los dueños anteriores habían sacado todo el forro interior y las divisiones de las piezas, entonces ya estaba transformada, por lo tanto nosotros decidimos partir desde ahí, no tratar de volver a la casa original. Solo existía un piso con vigas a la vista. Luego se puso todo un piso nuevo de concreto, y el piso original, que era de madera, se levantó al segundo piso donde vivimos nosotros. Abajo quedó el taller de Brian y arriba una especie de departamento", cuenta Paula.

La remodelación fue mucho más rápida que la anterior en Puerto Varas, esta solo duró 4 meses. "Por fuera la casa estaba en muy mal estado, por lo que decidimos usar el forro exterior deteriorado en el techo interior", recuerda.

Se mudaron a Frutillar porque básicamente cumplía con lo que estaban buscando como familia. "Aquí estudian nuestros hijos y además decidimos escapar de Puerto Varas. Nos decepcionó su poca planificación urbana, nos empezó a desesperar. A nosotros nos importa mucho el tema visual y el respeto al patrimonio, y en Puerto Varas no se está respetando nada. La ciudad se está transformando en un colapso por la cantidad de gente que se ha ido a vivir allá, arrancamos de eso. Por último, estaba la intención de irse a vivir al campo y tener una vida mucho más tranquila".

Antes que ellos, en la casa vivía una típica familia local ganadera, que hablaban alemán, pero hace tiempo habían dejado de usarla porque se habían trasladado al campo. Fue así como crearon un pequeño departamento arriba, que tiene un espacio común grande donde hay un comedor y cocina, y los dormitorios están a los costados. Tiene una chiflonera para sacarse los zapatos, un espacio más bien húmedo donde se guarda la leña. También está el patio de servicio. "Los dos tenemos esta cosa de tratar de reciclar en el sentido de no generar más basura, en el amplio sentido de la palabra, y lo segundo, lo de la historia, tratar de que no sea todo una re-construcción sino que tratar de mantener y mejorar lo que ya existe. Nos parece un buen ejercicio a nivel personal y a largo plazo como ciudadanos", termina Paula.

Pablo Moraga Sariego, de MHA Arquitectos, se ha preocupado de estudiar el valor patrimonial de este tipo de viviendas desde hace años. Al respecto nos cuenta que "estas casas son parte del legado histórico y cultural que dejó el proceso de colonización alemana del lago Llanquihue. Parte de los rasgos destacables de este proceso es que consideró el establecimiento de familias completas en las zonas aledañas al lago. Esto permitió no solo habitar estos sectores, sino que también desarrollar una serie de tradiciones y costumbres propias de los colonos, que se ven reflejadas hasta nuestros días no solo en la forma de construir o en la morfología arquitectónica que utilizaron en las casas, sino que también en cómo se fueron relacionando de una manera especial con el paisaje natural a través de la construcción de conjuntos productivos en el campo y en el desarrollo cultural único que imprimieron a esta zona". briandudgeon@gmail.com

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