Con alma

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Ni tan cerca ni tan lejos de Castro, en Rilán, se encuentra este hotel íntimo pero de alto nivel, cuyo compromiso fundamental es mostrar el auténtico vivir de Chiloé.




De todos los comentarios que ha recibido Cristián Medina sobre su hotel –Ocio Territorial Chiloé–, el que más le ha gustado es 'tiene alma'.

Todo lo que se ve hoy en este terreno ubicado en la península de Rilán ha sucedido por amor, ya sea a la tierra o a la gente que la habita desde siempre. El primer flechazo ocurrió hace muchos años, cuando Cristián Medina se encontró con su actual mujer, Yasna Aguilera, y con los tres hijos que ya tenía cada uno decidieron formar una familia. La pareja armó en ese tiempo una productora; ella era la banquetera, él, el productor. Se entretenían pero se desgastaban. Empezaron a pensar que el lugar para reunir esta nueva familia quizá no estaba en Santiago.

"Llegamos a la isla de suerte. Desde el restaurante de Don Eladio, justo frente al mercado, veíamos este cerro lejano. Buscamos la forma de llegar a este sector, al otro lado del fiordo. Nos perdimos, llegamos a otra parte y nos enamoramos. Ahí conocimos a Bernarda y Custodio Cárdenas. Yo le digo mi mamá chilota a ella, que nos vendió un pedacito de terreno para que comenzáramos nuestra familia", recuerda Cristián. Todos le dijeron que estaba loco cuando se comprometió a comprar otro terreno, más grande, esta vez en la ubicación que buscaba originalmente. Ni siquiera sabía qué haría con él, pero 'se metió'.

En 2007 aún no había llegado ningún hotel y la pareja se dijo 'hagamos un hotelito'. "Rilán es un lugar ideal. Estás y no estás cerca de Castro. La ciudad te contamina un poco, te absorbe, pero hay que tenerla para alimentarte, para hacer negocios, para proveerte. Partimos con la casa chilota en que había vivido la misma familia por 90 años. Se modificó, pero el corazón está ahí, el piso y las murallas de algunas habitaciones son las originales". Recurrieron a su amigo arquitecto Jonás Retamal con la idea de impactar lo menos posible en la tierra, con el desafío de no derribar ni un solo árbol y no ser demasiado invasivos en el paisaje con un solo gran monobloque.

Así como de la remodelación de la casa chilota, Jonás Retamal se encargó del diseño de la parte moderna, donde están el comedor y la recepción, hecha en su totalidad con maderas nativas provistas por amigos y vecinos del dueño. "Cuando la dibujamos pensábamos en un tulipán, por eso tiene todas estas curvas. Desde una vista aérea es como una flor que se abre. Es un diseño para acoger", explica Cristián. Para él lo fundamental es que el hotel tiene más de corazón que de negocio, que es un proyecto en que colaboran los amigos que viene haciendo por décadas aquí, los viejos lobos de mar, y especialmente las viejas chilotas, eso que él llama el matriarcado. "El 80% de la gente que trabaja en el hotel es chilota y vive en Rilán, son vecinos. Los viejos son los que han construido, los que hacen y le ponen el alma al hotel. Siempre trato de defender el nombre de Ocio. Es el momento que tenemos para no hacer nada, el momento en que realmente piensas y creas. Ha sido en momentos así cuando se me han venido a la mente las locuras que hay en el hotel, las habitaciones, dónde construir, por dónde seguir".

El ocio acá se ocupa en recorrer los senderos que se extienden por todos lados y llegan hasta el mismo mar o para juntarse con otros en el centro y compartir al lado de la chimenea. "La gente se conecta con las luces de la ciudad que se ve enfrente, las ovejas que están dando vueltas, los pájaros. El hotel te permite conectarte con la esencia de la vida chilota".

Aun con la experiencia en banquetería de su mujer, Yasna, cuando empezaron entendieron que un restaurante es algo distinto: "Siempre se ha tratado de una mezcla entre la esencia de la comida chilota y los productos de la isla con un toque moderno. Muriel Carrasco es nuestra chef, pero hay muchos días en que puede venir una de las viejas y hacer una cazuela de gallina increíble. A la chef le gusta mucha la cocina chilota y siempre la veo hablando con las viejas matriarcas de las que te hablo".

Cristián Medina reconoce que en Chiloé el paisaje determina todo, pero insiste todas las veces que puede en que es la gente y sus maneras de vivir lo que realmente crea el encanto, esas ganas de quedarse. centrodeocio.cl

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