Botánica en papel

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Ya son más de seis los años que la ilustradora botánica Coco Obach decidió alejarse de la vida citadina cargada de estímulos y agitación para recluirse, junto a su marido e hijos, en una exquisita casa de madera. En medio de los cerros que miran las aguas de la V Región, la libertad y felicidad son los pilares desde donde se levantan.




Aguas Claras fue el enclave donde decidieron instalarse la ilustradora Coco Obach, su marido y sus dos pequeños hijos. Con el mar a un lado para él, que hace surf, y los cerros al otro para ella, que ilustra botánica. "Siempre me ha gustado esta zona, sobre todo hacer paseos cuando está florecido", afirma.

La casa donde viven actualmente la armaron a pulso con vidrios reciclados que les ofrecieron. Una vez que los tenían el marido de Coco le pidió a un amigo arquitecto, Cristóbal Noguera, que les hiciera un dibujo de la casa.

La vida aquí mucho sabe de calidad, por las mañanas ambos trabajan en lo suyo mientras los niños van al jardín infantil y por la tarde "siempre existe un paseo a la playa, o se sale a caminar o uno se junta con los amigos que viven en la zona", cuenta la ilustradora.

Coco estudió diseño gráfico en la Universidad Finis Terrae y luego en la Scuola Politécnica de Milán, donde comenzó el estudio de la ilustración botánica. Tomó varios cursos que la fueron metiendo en la materia que hoy la destaca. Pero existió un día clave en su carrera, aquel cuando tuvo que recibir a Işık Güner, una ilustradora turca que visitó Chile porque venía a dibujar la flora autóctona. "Ella venía de Escocia, donde hay un jardín botánico en Edimburgo muy conocido en el mundo, y tenía los ojos puestos en esta zona por sus características. En Chile hay mar y montaña, y estas condiciones no existen en ninguna otra parte. Me pidieron que la llevara a conocer la zona. Paseamos por todos los cerros con ella, que ha ganado los premios más importantes del mundo, y para mí fue un honor", nos cuenta.

Después de los 15 días que estuvo en Chile Işık dictó un curso a larga distancia que duró cerca de cuatro años y Coco siguió especializándose. "Trabajo ilustrando libros y por encargo, e ilustro en acuarela, con lápices a colores, en rapidograph, en blanco y negro. He hecho libros con Adriana Hoffmann y para eso hemos ido a visitar la flora juntas", cuenta Coco.

Su proceso creativo comienza cuando sale a caminar y toma la especie que quiere dibujar para ilustrarla en vivo. "Lo bueno de ilustrarlas es que le puedes poner a la misma planta que está en flor, el fruto o el cambio de color de las hojas. Para muchos científicos es más verídico una ilustración que una foto. Por lo mismo ha tenido tanta importancia esta disciplina", dice.

Sentada en su taller, Coco ilustra desde la planta y nos dice: "Muchas veces la ilustración pone en valor y da a conocer una especie que para las personas había pasado desapercibida hasta en su propio país", concluye. cocoobach.cl

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