Arte y campo

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Hace un par de años que los dueños de esta casa decidieron hacer un cambio en sus vidas y compartir su trabajo en una galería de arte con las uvas y cerezas.




A cuatro kilómetros de Santa Cruz, Sexta Región, está la casa de Josefina y Tomás, santiaguinos que desde hace dos años reparten su vida entre su galería de arte y el trabajo en el campo. Estas tierras las heredó Josefina con sus dos hermanos, y para ella es un pequeño paraíso donde llega casi todos los miércoles junto a su marido y se dedican full hasta el viernes, cuando vuelven a la ciudad. "Todavía tenemos familia en Santiago y pasan cosas los viernes y sábados, entonces no podemos abandonar. Tenemos una niñita de 14 años y dos universitarios, pero en el futuro la idea es reducirnos en Santiago e instalarnos en un departamento", cuenta ilusionada.

De las 200 hectáreas que tienen solo cultivan 34 con uva de mesa y cerezas de exportación de primera calidad. "Tenemos una cantidad de hectáreas cultivadas que no son tantas, pero es lo que podemos caminar diariamente y abarcar con un equipo chico de trabajo todo el año".

Para Josefina poder recorrer junto a su marido todos los cultivos es algo básico en este nuevo desafío, donde una de sus grandes preocupaciones es aportar con un grano de arena a los trabajadores de la zona, trabajando codo a codo con ellos con horarios que dependen de la luz y que no pasan de las 2 de la tarde en verano y de las 3 en invierno. "Nuestro norte con esto es tener nuestra actividad que nos encanta y sobre todo lograr que la gente que trabaja con nosotros tenga calidad de vida, que ganen bien, que puedan mandar a sus hijos a la universidad, que vivan contentos, en el fondo que estén felices… son nueve personas fabulosas que tienen la camiseta puesta. Nos mueve más eso que cualquier otra cosa; emparejar un poco la cancha por lo menos con los cercanos", agrega.

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El verde como protagonista

"La cocina es el mejor lugar de la casa", cuenta Josefina mientras nos muestra fotos donde aparece cocinando junto con su hija y sus amigas. "Cada vez que vamos al campo todas quieren ir, es rico el ambiente, son adolescentes sencillas que les gusta ir al campo, se entretienen". Sin duda que esta casa, construida el 2006, acoge y es el lugar ideal para disfrutarla con los amigos y la familia: es un rectángulo proyectado por el arquitecto Mauricio Léniz como una 'compañera' de la casona principal que lamentablemente se cayó con el terremoto del 2010. Después de eso, Macarena –hermana de Josefina– se construyó su casa alineada con esta y hoy comparten, además de un jardín, el quincho que se levantó con las ventanas y pilares que quedaron de la antigua casona. En el futuro su hermano también se construirá y continuarán los almuerzos familiares, tipo malón, en el quincho, donde cada uno trae su comida: porotos granados, bistec a lo pobre u otra preparación chilena.

El interior de la casa es muy luminoso gracias a su orientación y los tragaluces; el piso y el techo son de madera, todo muy cálido y con una decoración simple. "Es una casa moderna… me acuerdo cuando la armamos, lo hicimos en un día, porque teníamos clarísima la película de qué poner y qué no", agrega. A diferencia de la casa de Santiago, en esta hay pocos cuadros: uno de Benmayor, otro de Lankin y unas fotos de Hamilton… esto simplemente porque aquí se le da espacio a la naturaleza y el gran protagonista es el paisaje.

Con este nuevo desafío la galería no ha quedado de lado, sino que a cargo de un excelente grupo que ellos han empoderado para que continúen de manera exitosa siempre con ellos a la cabeza. "El equipo está tan bien armado, funcionan tan bien, que uno se va con toda la tranquilidad del mundo", concluye Josefina.

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